
Estructurada en forma de narraciones cortas de aire moralizante, el estilo es tan rico y variado como sus descripciones son rigurosas, precisas y amenas. No hay lector de Proust (y de Balzac y muchos otros)que ante "Los caracteres" no enarque las cejas con ironía y murmure, "ahora sé de qué fuente literaria han bebido éstos". Conservador a macha martillo, es el retrato de un pensador amable, picante a veces, ácido pocas, pero siempre honesto y dotado de una percepción inigualable de los defectos, las ridiculeces, vanidades, obsesiones y vicios de las personas que le rodean, pero no desde la altura supuesta de un moralizador sino de la cercanía de quien comprende y compadece pues él mismo comparte mucho de lo que expone, desde el arte, al mérito personal, la espiritualidad, las mujeres, la fortuna, el amor o el arte de la conversación…
Se trata de una lectura que uno ha de realizar sin prisas, incluso leyendo un poco cada día, con el libro sobre la mesita de noche o en un lugar accesible de la biblioteca, saboreando la sabiduría práctica, cotidiana y humilde, como si fuera un libro taoísta o las máximas de Marco Aurelio, Epicteto o Epicuro o incluso Montaigne (que murió un siglo antes de que falleciera él). Tiene algo de todos ellos, pero es más cercano a nosotros. Y como muestra, algunas de sus reflexiones: El esclavo tiene un solo amo; el ambicioso tiene tantos como personas útiles a su encumbramiento; No vivimos bastante para aprovechar la lección de nuestros errores. Los cometemos durante todo el transcurso de nuestra vida; No hay camino demasiado largo para el que anda despacio y sin impaciencia; ninguna meta (es) demasiado lejana para quien va hacia ella con paciencia (este suena a Lao Tse).
En general hay una gran capacidad de comprensión ante las miserias humanas y por ello nunca se ofrecerá a sí mismo como ejemplo de nada. Sus retratos femeninos revelan una cierta misoginia (bastante reflejo de su época), pero él mismo declara su falta de elementos de juicio personales ya que no se casó ni mantuvo relaciones conocidas con mujeres (no consta que fuese gay). Enalteció la amistad y el arte de la conversación y fustigó el poder del dinero y de la política, los arribistas y las modas tiránicas, la vanidad y el lujo absurdo. Y termina advirtiendo que "la vida es breve y fastidiosa pues la pasamos deseando constantemente sin hallar placer alguno en lo deseado; y si la vida es miserable, es duro soportarla; y si es feliz, horrible perderla. ¿Tiene esto algún sentido? Conocer la vida se paga con la propia vida y cuando las canas blanquean la cabeza se cuenta con un caudal de experiencia, generalmente útil, ya que pocas veces la podremos utilizar".
Como escribió al comienzo de su libro: "una inteligencia mediocre cree escribir divinamente, una inteligencia buena cree escribir razonablemente". La Bruyére tuvo, sin duda, una buena inteligencia.
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FICHA
- LOS CARACTERES.- Jean de la Bruyère.- colección El Jardín de Epicuro .- Hermida editores.-traducción, Consuelo Berges.-páginas 480.- 24 euros.- ISBN 978-84-94015953