Llevo tiempo pensando que Jason Statham es mucho más que un cachas especializado en repartir mamporros y hacer piruetas gimnásticas del alto riesgo: siempre hay en sus actuaciones un punto de humor, de autoparodia, de ironía descreída y socarrona que merecería que algún director le mirara más allá de sus músculos y le permitiera actuar de verdad.
Desgraciadamente en "Asesinos de élite" el listón está demasiado bajo para él, lo cual no es de extrañar si vemos a sus compañeros de reparto, Robert de Niro y Clive Owen. Un auténtico lujo que queda, la verdad bastante diluido en la previsibilidad dinámica, enloquecedora, de la trama de este thriller encajonado en la variante "servicios secretos muy especiales-colegas-rescate".
Jason es aqui un exmiembro de las Fuerzas Especiales británicas que se retira y al que le obligan a volver sus antiguos colegas para rescatar a uno de ellos --un descafeinado De Niro, mentor del protagonista, que parece mirar a la cámara y susurrarle: "hay que ver lo que he de hacer para comer cada dia"-- que está encerrado por un jeque en un país arabe hasta que Jason elimine a otros miembros de las Fuerzas británicas que habian participado en una operación en la que mataron a dos hijos del jeque. Otro miembro del SAS, Clive Owen con un look poco favorecedor de tuerto malhumorado, tratara de impedir que siga matando a sus compañeros. El director, Gary McKendry, logra dar tal dinamismo a su no muy original oferta, que uno ve la película con cierto placer (siempre suponiendo que les guste los thriller de acción y de trama paranoide enrevesada, con malos-malos, malos-buenos, buenos-malos y un bueno-bueno). La cosa se nos vende con la dudosa etiqueta de "basada en un hecho real" como si eso fuera un pasaporte hacia la calidad y nos habla de los años 80 en un guiño innecesario, ya que lo unico que les separa de lo actual es que no hay moviles.
Todo suena a tan lejano, legendario y mítico como a los antiguos debería sonarles los lios del Olimpo, con dioses llenos de defectos que se incordiaban entre ellos y fastidiaban a los mortales. Ese mundo paralelo de los agentes mortales, de las grandes conspiraciones, de las agencias ocultas, parece coexistir casi sin cruce con el mundo real y asi cumple su papel de compensación mítica de la realidad casi siempre monocorde, rutinaria y aburrida del común de los mortales.
En resumen, excelente peli para ver, bien surtido de palomitas y refresco.
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