Regreso a Barcelona al filo del mediodia para aprovechar la escasez de circulación que suele haber en los festivos a esa hora. Pienso en la secuencia inicial de "Somewhere", la pelicula de Sofia Coppola que vimos ayer. Un ferrari negro parece dar vueltas sin sentido en un circuito pequeño ante una cámara estática en una toma única. Una y otra vez el ferrari pasa atronador frente a la cámara. Es un comienzo desconcertante que adquiere sentido cuando uno acaba de ver la película y reflexiona un poco ante la propuesta de la joven Coppola. Las vueltas sin sentido y sin destino que da un actor joven --con un cierto renombre-- pasivamente atractivo, montado en el lujo, el vacío y la soledad.
Creo que el éxito es más difícil de gestionar que el fracaso. Aunque no te lo acabes de creer del todo. Sobre todo si aún no has aprendido a bucear en tu alma y confundes el sentido de la vida como ese loco que se pavonea en el escenario entre el ruido y la furia de sus emociones y deseos, de sus carencias y sus frustraciones. Al final Shakespeare, siempre.
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