Correcta película hindú que podría haberse convertido en un clásico, de los contados pero rutilantes, que nos ofrece el cine de ese subcontinete de cultura paradójica y apasionante. Dirigida por Ritesh Batra, creo que es su primera película, apunta maneras de buen director aunque no logra dar profundidad y consistencia a muchas secuencias y se pierde en detalles irrelevantes. Nos ofrece una historia perdida entre miles de historias semejantes. En la ciudad oriental de Mumbai, miles de amas de casa envían la comida a sus maridos a su lugar de trabajo utilizando un eficaz medio de transporte que ocupa a decenas de personas entre porteadores, ciclistas y repartidores. En semejante maremagnum de fiambreras y paquetes no es raro que se produzca un error persistente: su envío no lo recibe el marido --al que le llega el envío destinado al otro hombre-- sino un modesto y taciturno funcionario viudo a punto de jubilarse. Este comienza a apreciar muchisimo la comida que recibe por equivocación y no avisa del error. Por su parte el marido es un joven infatuado que no le da ningun valor a la comida de su esposa y está teniendo un asunto con otra mujer.
A partoir de ese momento los dos desconocidos, la mujer y el funcionario, comienzan a intercambiar notas, primero sobre la comida y después van ampliando la temática hasta lo personal. En un esquema ya explotado por el cine (recordemos aquella magnífica "La última carta"). Y aquí se acaba la buena andadura de la película y comienzan los tópicos impostados, los detalles acomodaticios y simples y el final poco verosímil y forzado. El espectador, sobre todo los que somos de otra cultura muy alejada del complejisimo mundo hindú, disfrutamos con una cámara casi testimonial pero con algunos detalles poéticos y una historia que promete, mostrándonos el abigarrado mundo cotidiano de una gran ciudad india. Las secuencias dedicadas a la elaboración de las comidas por la joven esposa insatisfecha tienen una fuerza y una calidad excelente --uno sale del cine buscando un restaurante hindú--. Lástima, pues el intento se gana nuestra simpatías, aunque poco a poco la desganada actuación del viudo (por cierto la pelicula le atribuye una edad que sin duda no aparenta, es el actor Irfann Khan, que tiene 46 años y no los más de 60 que nos dicen que tiene), y la poco verosimil conducta pasiva de la bella joven, Nimrat Kaur, unido a un desarrollo de la trama adocenado y tópico, sin vigor ni ritmo, que deja casi sin esperanza al espectador. "A veces el tren equivocado te lleva a la estación correcta" viene a ser el lema argumental de la película, pero el real debería ser "a veces una película de comienzo brillante, te lleva a un desarrollo y un final equivocados".
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